¿Cuántos cóndores andinos quedan en Colombia? El ave nacional está cerca de extinguirse en el país y enfrenta una gran amenaza (humana)
Ángela Reyes
(CNN Español) — Dos cóndores andinos aparecieron muertos en Colombia en las últimas horas, según confirmaron las autoridades locales que piden que quienes vean otros ejemplares heridos o amenazados den aviso para que se los pueda auxiliar. El cóndor, ave nacional de Colombia, símbolo de libertad en su escudo, se encuentra en peligro de extinción en el país, y una de las grandes amenazas que enfrenta proviene precisamente de los humanos: el envenenamiento de la carroña.
¿Cuántos cóndores quedan realmente en Colombia?
Las cifras del primer censo de cóndores realizado en la historia de Colombia muestran un panorama sombrío. Una observación simultánea hecha en febrero en 84 puntos del país permitió identificar 63 ejemplares en territorio colombiano, según informó el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
La bióloga Adriana Collazos (izquierda) y Carlos Becerra, miembro de los Parques Nacionales Naturales de Colombia, participan en el censo nacional de cóndores andinos en el Parque Nacional Natural Purace, en Colombia, el 13 de febrero de 2021. (Crédito: Luis Robayo/ AFP vía Getty Images)
“Es probable que el país cuente con menos cóndores de los que se pensaba”, dice el reporte del WWF sobre el censo, en el que participaron más de 200 voluntarios. ¿Por qué? Fausto Sáenz, director científico de la Fundación Neotropical y quien lideró el censo, explicó a CNN que los números que se manejaban anteriormente daban cuenta de 130 a 200 ejemplares (no obstante, estas cifras provenían de observaciones aisladas sin una metodología estandarizada, aclara, por lo que no se pueden comparar directamente, por eso se habla en términos de probabilidad).
En peligro de extinción en Colombia
Más allá de la comparación, lo cierto es que a nivel local el cóndor “está muy cerca de extinguirse”, explica Sáenz. De hecho, en Colombia está considerado en peligro crítico de extinción, aunque es una situación que no se puede generalizar al continente porque países como Chile cuentan con poblaciones mucho más grandes (el cóndor, por cierto, también está presente en el escudo de Chile, y en los de Bolivia y Ecuador).
A nivel de Sudamérica, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) considera al cóndor andino como una especie “vulnerable”. Se estima que hay unos 6.700 ejemplares en edad madura y que el número está decreciendo.
Un cóndor andino fotografiado en el Parque Nacional Natural de Puracé, en Colombia, el 13 de febrero de 2021. (Crédito: Luis Robayo/ AFP vía Getty Images)
En marzo, científicos alertaron en una carta publicada en la revista Science que el cóndor avanza “rápidamente” hacia su extinción.
Una primera dificultad que enfrentan los cóndores es estrictamente biológica: tienen tasas de reproducción baja, explicó Sáenz. Alcanzan la edad reproductiva en el entorno de los ocho años y ponen solo un huevo cada dos o tres años. Sus primeros intentos, en muchos casos, no son viables (por cierto, un apunte sobre la reproducción del cóndor: es una especie monógama, y ambos padres incuban el huevo. Las crías permanecen con ellos hasta dos años, según información de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por sus siglas en inglés).
Y, en lo que respecta a la reproducción, los datos del censo generaron una “primera alerta” porque se identificaron más cóndores adultos que jóvenes, un factor que podría afectar los índices de reproducción.
Una amenaza en manos de los humanos: la carroña envenenada
Las autoridades de la Comisión de la Corporación Autónoma Regional de Santander explicaron que en uno de los cóndores hallados muertos el fin de semana había indicios de ingesta de carroña envenenada. E hicieron un llamado a la población: no dejen carroña con veneno. Esta es, de hecho, una de las grandes amenazas que enfrentan los cóndores.
Estas aves principalmente son carroñeras, es decir que se alimentan de la carne de animales muertos. Sin embargo, bajo ciertas circunstancias pueden llegar a atacar a animales vivos (en una muy baja proporción, puntualiza Sáenz) y esto les ha generado una mala imagen. Como resultado, en algunos lugares se envenena la carroña para afectarlos.
En algunas comunidades también se emplea esta técnica contra otros animales, como los pumas y osos, según explicó Sáenz, y en estos casos el cóndor termina perjudicado.
El problema del envenenamiento de la carroña no se limita a Colombia. En 2018, por ejemplo, 34 ejemplares murieron en Argentina tras comer restos “deliberadamente” envenenados para eliminar a “mamíferos que se perciben como depredadores de ganado”, según la carta publicada en Science.
Matanza de cóndores andinos en Argentina 0:39
Además hay otros factores que atentan contra las poblaciones de cóndores en Sudamérica como la contaminación por plomo, la captura ilegal y los disparos, según los científicos.
El ave que limpia
Pese a esta fama, los cóndores les brindan un gran servicio a los ecosistemas. Un servicio, podría decirse, de limpieza (de hecho, explica la WCS, “forman parte de la familia Cathartidae, que viene del griego kathartes, que significa “el que limpia”).
Al alimentarse de la carroña, explicó Sánez, los cóndores “facilitan la descomposición de esta materia orgánica, reduciendo la probabilidad de transmisión de enfermedades zoonóticas y enfermedades que pudieran llegar a afectar también a la población humana”.
Un cóndor andino fotografiado en el Parque Nacional Natural de Puracé, en Colombia, el 12 de febrero de 2021. (Crédito: Luis Robayo/ AFP vía Getty Images)
Además, reducen la posibilidad de que las fuentes de agua que se encuentran cerca de las carroñas se contaminen por la materia en descomposición.
Para el experto de la Fundación Neotropical, es importante entender que “el cóndor es una especie que más que un enemigo es una oportunidad, es una oportunidad para las comunidades que conviven con él”.
Y es que además de brindar estos servicios al ecosistema, el cóndor puede ser beneficioso para las comunidades para actividades económicas como el turismo o el avistamiento de aves.