2020 fue el año más cálido para España y Europa
(CNN Español) — Muchos ciudadanos pasaron varios meses confinados, la actividad industrial se redujo considerablemente e incluso se desplomaron las emisiones de gases de efecto invernadero en un 18%, según datos del Observatorio de la Sostenibilidad en España. Un impacto que se presenta positivo para el medio ambiente, pero que no evitó que este pasado 2020, año marcado por la pandemia de covid-19, pasara a la historia como el año más cálido para España y Europa. Así lo confirma el estudio presentado este viernes por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que afirma que también habría sido el año más cálido a escala global.
Según la AEMET, la temperatura en España ha aumentado 1,7 °C desde la época preindustrial, y alrededor de 2 °C en el conjunto del continente europeo. Una anomalía que lleva asociada el aumento de fenómenos extremos como las olas de calor, causando la muerte de alrededor de 1.800 personas por año en el último quinquenio. “Dos de cada tres días tuvieron temperaturas por encima de lo normal, frente a solo un tercio que fueron más bajas”, refleja en el informe.
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Este auge de las temperaturas también se ha registrado en las aguas marinas que rodean la península ibérica, donde este año pasado se certificó que eran 0,5 °C superior a lo habitual.
Pero el aumento de la temperatura es tan sólo una de las consecuencias apreciables del cambio climático en España. Según estima el Ministerio para la Transición Ecológica, ya se observa una reducción del caudal de los principales ríos de la península ibérica desde la segunda mitad del siglo XX a causa, entre otros, de los cambios en el patrón de lluvias estacionales. Eso sin olvidar el riesgo de desertificación que se cierne sobre el país, colocándolo como uno de los tres países de la Unión Europeo con mayor riesgo de incendios.
En aras de luchar contra esta creciente amenaza, el Congreso español aprobó este jueves la primera Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Una iniciativa que establece como prioridades reducir para el 2030 el 23% de las emisiones de gases de respecto a 1990, lograr que las energías renovables supongan un mínimo del 42% del consumo de energía final y que el 74% del sistema eléctrico sea generado a partir de energías de origen renovables.
Una normativa que ha sido bien acogida en general por las organizaciones ecologistas, aunque la han tachado de poco ambiciosa. Es el caso de World Wildlife Fund (WWF) en España, desde donde destacan que las medidas incluidas en el texto aprobado “supondrán un avance respecto a la situación actual”, pero no contribuirán a limitar el auge de la temperatura global en 1,5 °C. Por otro lado, desde Greenpeace apuntan que la meta de reducción de los gases de efecto invernadero hasta 2030 debería haberse fijado en un 55%, y no el 23% actual.