Los cadáveres se acumulan en la India durante la segunda oleada de covid-19 en el país
Nueva Delhi (CNN) — Hace apenas seis semanas, el Ministro de Salud de la India declaró que el país estaba «en la fase final» de la pandemia del covid-19. Este viernes, India reportó, por segundo día consecutivo, el mayor número de casos nuevos en un solo día desde que comenzó la pandemia.
La segunda oleada e la India, que comenzó a mediados de marzo, ha devastado comunidades y hospitales en todo el país. Todo escasea: las camas de las unidades de cuidados intensivos, los medicamentos, el oxígeno y los respiradores. Los cadáveres se acumulan en las morgues y los crematorios.
India informó este viernes 332.730 nuevos casos, lo que supone el mayor recuento diario de casos a nivel mundial. Estados Unidos es el segundo, con un máximo de 300.310 casos el 2 de enero.
Cremación masiva de víctimas fallecidas a causa del covid-19 en un crematorio de Nueva Delhi, India, el 22 de abril.
La población de la India es aproximadamente cuatro veces mayor que la de EE.UU., y sus casos diarios siguen siendo inferiores a los de este cuando se ajustan al tamaño de la población (en casos por millón de personas).
Pero el hecho es que el total de India asciende ahora a más de 16 millones de casos confirmados y casi 187.000 muertes relacionadas, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
«Estamos atravesando prácticamente la peor fase posible de la pandemia», declaró este miércoles Chandrika Bahadur, presidenta del Grupo de Trabajo de la Comisión de Lancet sobre el covid-19 en India. «La situación ha sido mala durante un par de semanas, pero ahora ha alcanzado el punto máximo».
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Y ese pico no muestra signos de caer pronto. Mientras India se hunde en la crisis, muchos se preguntan: ¿dónde están los líderes del país?
Los ministros de los estados y las autoridades locales, incluidos los de Maharashtra, que ha sufrido enormemente, llevan advirtiendo sobre la segunda ola y preparando acciones desde febrero. En contraste, parece haber un vacío de liderazgo en el gobierno central, ya que el Primer Ministro Narendra Modi no se había pronunciado sobre la situación hasta las últimas semanas.
Respuesta de los líderes de India
En declaraciones esporádicas a lo largo del mes de abril, Modi habló del esfuerzo nacional de vacunación y reconoció el «alarmante» aumento de los casos, pero tardó en tomar medidas de contención, además de ordenar a los estados que aumentaran las pruebas y el seguimiento, y pedir a la población que se mantuviera vigilante.
El Primer Ministro de India, Narendra Modi, en un mitin en Barasat, Bengala Occidental, el 12 de abril.
Y siguió alabando el éxito del país, incluso cuando los estados impusieron nuevas restricciones y los hospitales comenzaron a quedarse sin espacio. «A pesar de los desafíos, tenemos más experiencia, recursos y también la vacuna», dijo su oficina en un comunicado de prensa el 8 de abril. Dos días más tarde, celebró la administración de 100 millones de dosis de vacunas en todo el país, tuiteando que estaban «reforzando los esfuerzos para garantizar una India sana y libre de covid-19».
No fue hasta el martes que Modi finalmente enfatizó la urgencia de la situación y expuso nuevas medidas en un discurso nocturno a la nación. «El país está librando de nuevo una gran batalla contra el covid-19», dijo. «Hace unas semanas, las condiciones se habían estabilizado, y entonces llegó la segunda oleada».
Pero para entonces, el brote en India ya era el mayor del mundo en términos de cifras diarias absolutas. Según la Organización Mundial de la Salud, casi el 28% de todos los nuevos casos del mundo en la última semana proceden de India.
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Esta crisis, y la lucha de la administración por responder a ella, ha mostrado «una completa arrogancia, y una especie de soberbia, en la toma de decisiones», dijo el jueves Harsh Mander, escritor y activista de derechos humanos. «El gobierno ha mostrado total y manifiestamente (una falta de) competencia y compasión».
Crece el enojo
Modi, que ganó una reelección aplastante en 2019 con su partido nacionalista hindú Bharatiya Janata (BJP, por sus siglas en inglés), goza de una inmensa popularidad en India. Incluso el año pasado, cuando la economía del país fue golpeada por un estricto cierre que paralizó todo, Modi se libró en gran medida de los mordaces titulares y las aplastantes encuestas de opinión a las que se han tenido que enfrentar otros líderes mundiales.
Pero esta ola es mucho mayor que la anterior. La gente está agotada y desgastada tras más de un año de pandemia. Los pacientes y sus seres queridos, incapaces de recibir la atención necesaria, han recurrido a las redes sociales para pedir medicamentos y camas de hospital libres. Y los expertos que advirtieron durante meses sobre una posible segunda oleada se sienten frustrados porque sus advertencias no fueron escuchadas.
Estas quejas se extendieron por las redes sociales la semana pasada. Decenas de miles de personas acudieron a Twitter con hashtags como #ResignModi, #SuperSpreaderModi y #WhoFailedIndia. Figuras políticas, incluyendo autoridades estatales y ex funcionarios, se encontraban entre las voces que pedían una mayor responsabilidad y criticaban el manejo de la crisis por parte del gobierno.
«La lucha contra el covid19 en India es el reflejo del gobierno (de Modi)», tuiteó el lunes Siddaramaiah, ex ministro jefe del estado de Karnataka. El gobierno puede haber sido sorprendido por la primera ola, añadió, pero «¿cuál es la situación ahora? La previsión es desesperante incluso ahora».
Mamata Banerjee, ministra principal de Bengala Occidental y miembro del Partido del Congreso Trinamool, pidió la dimisión de Modi. «El primer ministro es responsable», dijo, y añadió que «no ha hecho nada para detener el covid ni ha dejado que nadie haga nada para detenerlo».
Los expertos y el personal sanitario afirman que el público bajó la guardia con una falsa sensación de seguridad después de que la primera oleada remitiera, razón por la cual la segunda oleada avanzó con tanta rapidez, pero esta actitud de confianza fue exacerbada por funcionarios del gobierno como Modi y el ministro de Sanidad Harsh Vardhan, que celebraron a bombo y platillo la aparente recuperación del país. Los líderes hicieron poco por desalentar las reuniones públicas, permitiendo que se llevara a cabo una peregrinación hindú masiva de varias semanas de duración, con millones de asistentes viajando por numerosos estados.
Campañas electorales sin medidas contra el covid-19
La ira también aumentó esta vez porque Modi voló para celebrar mítines políticos mientras se reunía con sus ministros sobre el brote.
Cuatro estados y un territorio de la Unión están celebrando elecciones para su asamblea legislativa estatal, incluido Bengala Occidental, un importante campo de batalla gobernado actualmente por el Partido del Congreso Trinamool de Banerjee, y que nunca ha tenido un gobierno del BJP.
Se ha convertido en un objetivo clave para el BJP, y Modi ha celebrado numerosos mítines en el estado con la asistencia de miles de personas entre marzo y abril.
Seguidores del Partido Bharatiya Janata (BJP) saludan a un helicóptero que transporta al primer ministro de India, Narendra Modi, a su llegada a un mitin en Kawakhali, Bengala Occidental, el 10 de abril.
Sin embargo, al dispararse los casos, varios de los partidos contendientes se retiraron de la campaña. El Congreso Nacional Indio, principal partido de oposición, anunció el pasado domingo que suspenderá todos los mítines públicos en Bengala Occidental. Banerjee dijo que su partido también celebraría mítines breves debido a la pandemia.
El BJP anunció que también limitaría sus mítines a «pequeñas reuniones públicas», con un tope de 500 personas. Modi tenía previsto viajar a Bengala Occidental el viernes para un acto de campaña, pero anunció el jueves que cancelaba el viaje para asistir a reuniones de alto nivel de covid.
Pero los mítines de Modi y el BJP a lo largo de marzo y abril, y su actuación tardía, socavan su mensaje al público de una mayor vigilancia, dijo Mander, el activista.
«Se está culpando a la gente de a pie», dijo. «Pero lo que vemos es que el primer ministro ha reunido a grandes masas de personas, ninguna de ellas con mascarilla y sin guardar ningún tipo de distanciamiento en las reuniones políticas».
El sufrimiento de la gente en las calles de India
Esta semana, el gobierno lanzó una serie de medidas, entre las que se incluyen planes para la entrega de 100.000 cilindros de oxígeno en todo el país, nuevas plantas de producción de oxígeno y hospitales dedicados a los pacientes de covid-19.
Pero mientras los estados y los hospitales esperan la tan necesaria ayuda, ha surgido un mercado negro para llenar el vacío, poniendo de manifiesto la falta de recursos de las autoridades centrales.
A principios de esta semana, Vishwaroop Sharma, un estudiante de 22 años, llevó a su padre, gravemente enfermo de covid, a un hospital de Delhi, pero no había camas ni oxígeno disponibles. Ellos tuvieron que esperar afuera, donde «no había nada, y murió delante de mí, en mis manos», dijo Sharma a CNN.
Al volver a casa, descubrió que su madre también estaba infectada y que le costaba respirar. Frenético, compró un cilindro de oxígeno en el mercado negro, le puso una máscara de oxígeno y la llevó de hospital en hospital durante varios días hasta que finalmente le encontró una cama libre a 100 kilómetros de distancia.
Conductores de ambulancias y otras personas esperan para recibir cilindros de oxígeno en una instalación de suministro de gas en Bengaluru, India, el 21 de abril.
‘Esa confianza se rompió por completo’
La escasez es especialmente grave porque el país ha tenido mucho tiempo para prepararse, dijo Mander.
«Han tenido todo un año para hacerlo», dijo. «Y de repente nos encontramos con estas carencias realmente criminales en todo el país. Cuando empiezas a buscar, descubres que no se han hecho pedidos, que no se ha presionado a las empresas porque no están fabricando suministros».
La tragedia y la desesperación que se vive en el país podrían dejar una profunda brecha generacional entre la población y su gobierno, añadió.
«Muchas cosas se rompieron el año pasado, pero una de ellas es la confianza», dijo Mander. Los residentes más pobres y vulnerables de India «creían que cuando las cosas se pusieran realmente mal, seríamos protegidos por nuestro gobierno y nuestros empleadores. Esa confianza se rompió por completo… Están por su cuenta».
Y aún así, la popularidad de Modi podría protegerlo de las reacciones públicas y proteger su puesto de poder.
Cuando Modi fue reelegido en 2019, ya había «muy pocas ilusiones», dijo Mander. La economía estaba en dificultades, con poca creación de empleo; el sector agrícola estaba en crisis, lo que llevó a las continuas protestas de los agricultores en todo el país. A pesar de estos numerosos problemas en manos de Modi, sus políticas y su programa nacionalista hindú le ganaron fieles seguidores en un momento en el que aumentaban las tensiones entre hindúes y musulmanes en el país.
Incluso ahora, mientras miles de personas mueren cada día, «nada de esto parece pesar contra la popularidad del gobierno», dijo Mander, lo
que «sólo puede explicarse por el poder» de su base nacionalista hindú.
Está por ver cómo afectará la pandemia a Modi o a su partido en las próximas elecciones generales, en 2024, dijo.
Mientras tanto, los civiles devastados por el brote tienen que lidiar con el miedo, el dolor y la sensación de haber sido abandonados.
«Nueva Delhi está empeorando día a día, se está convirtiendo en un infierno», dijo Sharma, que regresó a su casa tras encontrar la cama del hospital abierta. «No están consiguiendo nada».
«Estoy totalmente desamparado», añadió. «Tengo mucho miedo, estoy aterrorizado. No quiero perder a mi madre como he perdido a mi padre. No podré sobrevivir si pierdo a mi madre».
— Aditi Sangal y Esha Mitra de CNN contribuyeron a este reportaje.