Xi Jinping visitará Arabia Saudita, revelan fuentes, en medio de las tensiones con EE.UU.
Alexandra Ferguson
(CNN) –– Está previsto que el presidente de China, Xi Jinping, llegue este jueves a Arabia Saudita para una visita de Estado de dos días, en medio de las tensiones elevadas de Estados Unidos con los dos países, según una fuente con conocimiento del viaje, una fuente diplomática árabe y dos altos funcionarios árabes.
El viaje de Xi a Riad incluirá una cumbre chino-árabe y una conferencia con el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCG), según las cuatro fuentes.
Se espera que al menos 14 jefes de Estado árabes asistan a la cumbre, según la fuente diplomática árabe, que describió el viaje como un “hito” para las relaciones árabe-chinas.
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Las fuentes proporcionaron la información bajo la condición de anonimato porque no estaban autorizadas a hablar con los medios de comunicación.
Los rumores de una visita presidencial de China al mayor aliado de Estados Unidos en Medio Oriente circulan desde hace meses, pero aún no los han confirmado los gobiernos de Arabia Saudita y de China.
Beijing no ha anunciado oficialmente la vista de Xi a Arabia Saudita. CNN se puso en contacto con el Ministerio de Relaciones Exteriores del país para obtener comentarios.
La semana pasada, el gobierno de Arabia Saudita envió formularios de inscripción para que los periodistas cubrieran la cumbre, sin confirmar las fechas exactas. El gobierno saudí declinó responder a la solicitud de información de CNN sobre la visita de Xi y las cumbres previstas.
Los informes sobre la esperada visita se producen en el contexto de una serie de desacuerdos de Estados Unidos tanto hacia Beijing como hacia Riad, que para consternación de Washington no han hecho sino consolidar los lazos en los últimos años.
Estados Unidos y Arabia Saudita siguen inmersos en una acalorada disputa sobre la producción de petróleo, que culminó en octubre con una fuerte retórica y acusaciones cruzadas cuando el grupo petrolero OPEP+, liderado por Arabia Saudita, recortó la producción en dos millones de barriles diarios en un esfuerzo por “estabilizar” los precios.
La decisión se tomó a pesar de la fuerte campaña de EE.UU. en contra de la medida.
Arabia Saudita, firme aliado de Estados Unidos durante ocho largas décadas, está resentida por lo que percibe como una presencia de seguridad estadounidense en declive en la región, especialmente en medio de las crecientes amenazas de Irán y sus milicias armadas yemeníes.
China, un mamut económico en el este, ha estado en desacuerdo con Estados Unidos sobre Taiwán, a la que el presidente de EE.UU., Joe Biden, ha prometido en repetidas ocasiones proteger en caso de un ataque chino. Este asunto delicado ha agravado la precaria relación entre Washington y Beijing, que ya compiten por la influencia en el inestable Oriente Medio.
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Mientras los aliados estadounidenses del golfo Árabe acusan a Washington de no cumplir sus garantías de seguridad en la región, China ha ido estrechando sus lazos con las monarquías del golfo, así como con los enemigos de Estados Unidos: Irán y Rusia.
Tanto China como Arabia Saudita han adoptado también posturas diferentes a las de Occidente en relación con la guerra de Ucrania. Ambos se han abstenido de respaldar sanciones a Rusia. Y Riad ha mantenido en repetidas ocasiones que Moscú es un socio productor de energía clave al que se debe consultar sobre las decisiones de la OPEP+. Tras el recorte masivo de petróleo del mes pasado, algunos funcionarios estadounidenses han acusado a Arabia Saudita de ponerse del lado de Rusia y ayudar al presidente Vladimir Putin en su guerra contra Ucrania.
Funcionarios saudíes han negado haber convertido el petróleo en un arma o haberse puesto del lado de Rusia.
Biden afirmó en octubre que Estados Unidos tiene que “replantearse” su relación con Arabia Saudita, la cual el presidente había intentado aparentemente reparar en una visita a Riad en julio. Tras prometer convertir al reino en un “paria” y condenar al príncipe heredero y gobernante de facto Mohammed bin Salman por el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, Biden voló a Riad en medio de la escasez mundial de petróleo y saludó a bin Salman con un choque de puños que acaparó titulares en todo el mundo.
Sin embargo, la visita, finalmente gélida, no produjo ningún aumento de la producción de petróleo y no hizo sino agravar las tensiones.
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