Mientras Estados Unidos y Rusia discuten sobre el Ártico, Putin expande su poderío en esa región
(CNN) — El avión militar ruso aterrizó con mucho viento y poca nieve, y luego se deslizó por la pista helada.
El hecho de que el gran avión cuatrimotor Ilyushin Il-76 pudiera aterrizar en el archipiélago de Franz Josef Land, en medio del Océano Ártico, es un testimonio del creciente poderío militar de Moscú en esta remota parte del mundo.
Imágenes de satélite muestran una acumulación sin precedentes de poder militar ruso en el Ártico
Recientemente, Rusia ha ampliado la pista de su base aérea de Nagurskoye, en el archipiélago, a 3.500 metros de longitud, lo que significa que puede aterrizar y recargar la mayoría de sus aviones militares aquí, incluidos los cazas que patrullan los cielos polares.
Cuando se le preguntó al general de división Igor Churkin si esto significaba que los bombarderos estratégicos pesados de Rusia, como el TU-95 «Oso», podían operar desde aquí, confirmó con orgullo que sí.
«Por supuesto que pueden», se jactó, señalando un gráfico informativo de la base. «Echa un vistazo. Podemos aterrizar todo tipo de aviones en esta base».
Las fuerzas armadas de Rusia concedieron a los medios de comunicación, entre ellos CNN, un acceso poco frecuente al puesto militar más septentrional, en la isla de Alexandra Land, a principios de esta semana, quizá como muestra de fuerza antes de una reunión del Consejo Ártico, un grupo de alto nivel de ocho naciones que bordean la región polar septentrional y en el que este año Rusia asumió la presidencia del Consejo. Es una de las crecientes bases árticas que Rusia ha construido o mejorado en los últimos años.
La construcción de la base, conocida como Trébol Ártico, finalizó en 2017. Se encuentra a solo 257 kilómetros al este de la parte más oriental del archipiélago noruego de Svalbard, territorio de la OTAN.
La nueva base está construida para albergar a unos 150 soldados y está diseñada para garantizar que la Flota del Norte de Rusia pueda ser autónoma y autosuficiente. Todo forma parte de lo que el presidente Vladimir Putin dice que es un esfuerzo clave para reforzar la presencia de Moscú en el Ártico para asegurar «el futuro» de Rusia.
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La base cuenta con lo que los rusos describen como una estación de radar de última generación para vigilar los movimientos de los buques y aviones de la OTAN. Según el comandante aéreo, las tropas que se encuentran en esta base rastrean con frecuencia los aviones de Estados Unidos y de otros países que consideran adversos. El ejército también mostró a los periodistas dos potentes cohetes de defensa costera que ha colocado en el archipiélago de Franz Josef y que, según dice, pueden alcanzar barcos u objetivos terrestres a más de 320 kilómetros de la costa.
El ejército de Rusia mostró a los periodistas su sistema de misiles de defensa costera Bastion que ha colocado en el archipiélago Franz Josef Land y que, según dice, puede alcanzar barcos u objetivos terrestres a más de 320 kilómetros de la costa.
«Ayer mismo vimos un avión de reconocimiento de la OTAN. Lo acompañamos durante cuatro horas transmitiendo toda la información a los centros de mando superiores, las posiciones del avión y su trayectoria, en qué dirección se dirigía», dijo Churkin. «El enemigo no pasará desapercibido».
CNN no pudo verificar de forma independiente sus afirmaciones. Pero es evidente que la competencia entre las grandes potencias se intensifica en el Ártico, y Rusia considera esta base como un activo clave en esa lucha.
La Casa Blanca ha observado la acumulación militar de Rusia con creciente preocupación. En vísperas del Consejo Ártico, el Secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, declaró que a su país le «preocupan algunas de las crecientes actividades militares en el Ártico».
Blinken se enfrentó por primera vez como Secretario de Estado a su homólogo ruso, Sergey Lavrov, el miércoles al margen del Consejo Ártico en Reikiavik. Blinken aseguró que «no es un secreto» que Estados Unidos y Rusia «tienen diferencias». Lavrov respondió diciendo que Rusia estaba dispuesta a discutir «todas las cuestiones que están sobre la mesa», pero añadió que «divergimos enormemente en lo que respecta a nuestra evaluación de la situación internacional y nuestros enfoques sobre cómo debemos resolverla».
El jueves, Putin amenazó con «arrancar» los dientes a los enemigos extranjeros que quieran «morder» partes del territorio ruso. Sin nombrar ni especificar a nadie, Putin dijo que los críticos se quejaban de que los vastos recursos energéticos de su país solo pertenecen a Rusia y dijo que el desarrollo de las fuerzas armadas de su nación era la única solución.
«Deben saber, los que van a hacer esto, que les sacaremos los dientes a todos para que no puedan morder más… y la clave para esto es el desarrollo de nuestras Fuerzas Armadas», afirmó durante una conferencia telefónica televisada.
Incluso el hecho de que el cuatrimotor Ilyushin Il-76 pudiera aterrizar en el archipiélago de Franz Josef Land, en medio del Océano Ártico, es un testimonio del creciente poderío militar de Moscú.
Dentro del área de navegación del avión de carga Ilyushin Il-76.
Disputas territoriales
En los últimos años, Rusia ha hecho todo lo posible por ampliar sus reclamos territoriales en la región.
En 2007, buzos rusos en un sumergible plantaron una bandera rusa en el lecho marino del Océano Ártico en el Polo Norte. La maniobra fue criticada por el entonces ministro de Relaciones Exteriores de Canadá, Peter MacKay, quien dijo: «No estamos en el siglo XV. No se puede ir por el mundo y plantar banderas y decir: ‘Estamos reclamando este territorio’».
Puede que la colocación de la bandera fuera un movimiento simbólico, pero desde entonces Rusia ha estado reforzando metódicamente sus aeródromos y bases en múltiples lugares de su costa ártica.
El centro de operaciones de Rusia en el Ártico es su Flota del Norte, con sede en la ciudad militar cerrada de Severomorsk, en la costa del mar de Barents, a 1.335 kilómetros de Alexandra Land. La Flota del Norte ha adquirido recientemente una serie de nuevos buques y submarinos para aumentar sus capacidades, pero también tiene cazas, sistemas de defensa aérea y activos de inteligencia bajo su mando, dijo el jefe de la Flota del Norte a CNN durante la visita.
Según la Ley del Mar de la ONU (UNCLOS), las naciones costeras con territorio dentro del Círculo Polar Ártico tienen jurisdicción para explotar los recursos naturales dentro de las 370 kilómetros desde sus líneas de base costeras. Sin embargo, para reclamar el control de una mayor parte del lecho marino, los países pueden presentar a la ONU pruebas científicas de la extensión de sus plataformas continentales.
El acorazado ruso Pedro el Grande es fotografiado atracado en Severomorsk.
En marzo de este año, Moscú también presentó dos nuevos complementos a la ONU, con el fin de ampliar la definición internacional de los límites de su plataforma continental.
La principal razón del aumento de las tensiones en el Ártico es el calentamiento global. A medida que aumentan las temperaturas y se derriten los casquetes polares, una mayor parte del Ártico es accesible tanto para operaciones militares como para la actividad económica.
Rusia se dio cuenta rápidamente de que su extremo norte pronto se convertiría en una nueva frontera, por lo que ha desarrollado una importante estrategia para desarrollar la zona.
Ésta se basa en tres pilares principales: la fuerza militar, el dominio de la Ruta Marítima Septentrional, una ruta comercial cada vez más viable entre Occidente y Asia a medida que los hielos polares retroceden, y la explotación de recursos naturales como el gas y los minerales del Ártico.
Las pretensiones de Moscú sobre el Ártico no carecen de mérito, ya que alrededor del 53% de la costa del Océano Ártico es territorio ruso.
Lavrov, días antes del Consejo Ártico, reiteró la titularidad rusa de la zona diciendo: «Está absolutamente claro para todo el mundo desde hace mucho tiempo que este es nuestro territorio, esta es nuestra tierra, y somos responsables de que nuestra costa ártica sea segura. Todo lo que nuestro país hace allí es absolutamente legítimo».
Dmitri Trenin, director del centro de estudios Carnegie de Moscú, declaró a CNN que gran parte de los intereses de Rusia consisten en aprovechar las «riquezas económicas» de la zona.
Algunos expertos creen que alrededor de una cuarta parte de las reservas mundiales de petróleo y gas aún no descubiertas podrían encontrarse en la región del Ártico, y Rusia está interesada en aprovecharlas.
Moscú ya ha construido una instalación de gas natural licuado y de transporte en la península de Yamal, en el norte de Rusia. El proyecto depende en gran medida de la cooperación con China, que también ha puesto sus ojos en la región recientemente accesible. Beijing incluso se declaró «Estado cercano al Ártico» en 2018 para consternación de Estados Unidos.
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«Dejé claro que es una ficción comunista que China sea una «nación cercana al Ártico» cuando estás a 1.400 kilómetros del Ártico. Esto de la nariz de pangolín bajo la carpa del Ártico duró demasiado tiempo… nosotros hicimos lo que hacemos apelando a la simple realidad. #ChinaIsNotNearArctic («China no está cerca del Ártico»)», dijo el entonces secretario de Estado saliente, Mike Pompeo, en un tuit en enero de este año.
La carrera por el Ártico ya ha provocado disputas entre Rusia y los aliados de la OTAN. En 2018, Estados Unidos navegó con un portaaviones en el Océano Ártico por primera vez desde el colapso de la Unión Soviética como parte de los ejercicios militares masivos de la OTAN.
«Las fuerzas armadas de Estados Unidos y la OTAN se han acostumbrado a realizar simulacros regulares solos o en grupos de buques de guerra de superficie. Esto no ocurría desde la época posterior a la Segunda Guerra Mundial», dijo el almirante Alexander Moiseyev, comandante de la Flota del Norte de Rusia, durante la breve visita de CNN a Severomorsk.
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Esta competencia entre Rusia y Occidente probablemente haya llegado para quedarse, y la razón es sencilla, según Trenin, del Centro Carnegie de Moscú. «Hay cosas que explotar, áreas en las que se puede ganar mucho dinero, muchos recursos disponibles allí, gas natural y metales raros, así que Rusia los está desarrollando», afirmó.
Pero Trenin añadió que también hay un «poderoso elemento militar» en la expansión de Rusia en el Ártico. «Si se mira el globo terráqueo, más que el mapa, uno se da cuenta de que la ruta más corta entre las bases de misiles de Estados Unidos y los objetivos rusos no es por el Atlántico, sino por el Ártico».
«Y lo mismo», dijo, «para los misiles rusos que apuntan a objetivos de Estados Unidos».
Anna Chernova contribuyó con este reportaje.